CON LOS C.O.V. DE LAS PINTURAS ¿EL ENEMIGO ESTÁ EN CASA?

Durante muchos años, la industria química buscó la fórmula ideal para las pinturas y barnices, el objetivo era obtener el producto más barato, más duradero, de más fácil y rápida aplicación y fabricación, con el uso de disolventes orgánicos, se cumplió la misión pero no se tuvo en cuenta el impacto sobre el medio ambiente durante la fabricación, las posibles consecuencias hacía la salud ni el carácter contaminante más allá de su vida útil.

Posteriormente se ha comprobado que muchos de los componentes de estas pinturas están incluidos dentro del grupo de los Compuestos Orgánicos Volátiles C.O.V., con efectos perjudiciales sobre la salud, no se sabe mucho sobre sus efectos pero si hay constancia de que la exposición puede provocar irritaciones e incluso procesos carcinógenos.

Vease Ficha Técnica del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene

En el caso de las pinturas y barnices, las emisiones perjudiciales se producen fundamentalmente en estado húmedo, es decir en el momento de la aplicación y en su periodo de secado, aunque a veces sigue emitiendo a bajos niveles durante meses o años; aunque no conviene olvidar el efecto en seco de determinados tratamientos protectores o consolidantes utilizados en el mercado de la madera.

El legislador europeo, y más tarde el español,  ha ido adaptando la normativa a esta situación de riesgo, de forma que la industria ha ido llevando sus productos a fórmulas menos contaminantes, es decir con menos C.O.V., en la actualidad con el R.D. 1436/2010 ,se modifican diversas leyes sobre la clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas; y de forma transitoria, hasta el 31 de Mayo de 2015, se permite la fabricación de sustancias o mezclas con un contenido de C.O.V. muy limitado que reduce significativamente los valores límite anteriores y se requiere a los fabricantes para que busquen soluciones alternativas no contaminantes, es decir libres de C.O.V.

En este escenario y en este momento, quizás ha llegado la hora de que los usuarios y los prescriptores, sobre todo en ambientes interiores, optemos por soluciones alternativas “ecológicas o naturales”, que sustituyen la química nociva por material naturales de origen vegetal o mineral, en principio mas caras y con mayor frecuencia de mantenimiento, pero más saludables.